Hoy no vengo a hablar de adicción, ni de enfermedades ni de patologías, ya lo hacen otros por mí. Hoy quiero contaros la parte más fascinante de los videojuegos y que, por desgracia, no se cuenta en los medios de comunicación… la educativa.
Son muchas las iniciativas pedagógicas que los utilizan para aprender una o varias temáticas y que podemos implementar tanto en casa como en los centros escolares. De hecho, esta fórmula se empezó a utilizar ya desde 1970.
Pero, como ya hemos adelantado antes, aunque está más que probado la utilización de proyectos de gamificación para adquirir conocimientos de una forma implícita y natural, siempre habrá una comunidad de ‘detractores’ que, de forma ‘generalista’, califica al sector de los videojuegos y el gamingcomo adictivo, que genera violencia, aislamiento social y sexismo.
El sentido común nos debe llevar no a alejar a los niños de las pantallas, sino precisamente lo contrario: a motivarles y a fomentar un uso creativo e innovador de estas. Porque, como explica el propio programa MinecraftEdu “prepara a los alumnos para el trabajo del futuro ayudando a desarrollar habilidades como la colaboración, la resolución creativa de problemas, la comunicación y el pensamiento sistémico”.
Porque no es futuro, es presente. Eduquemos en digital.
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