“El tuit fruto de un acuerdo publicitario que no informa de la existencia de ese contrato infringe claramente el principio de autenticidad o identificación publicitaria recogido en la legislación y el Código de Conducta de Autocontrol”, afirma Sandra Vilajoana, profesora de Estudios de Ciencias de la Información de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). “Aun sabiendo que los personajes famosos reciben generosos ingresos por sus actividades publicitarias, lo que la ley persigue es la protección del consumidor y las buenas prácticas en el mercado. Así que el usuario que lee el mensaje debe identificar en todo momento si el tuit es fruto de una reacción espontánea de su autor o forma parte de una campaña publicitaria”, indica, por su parte, Francisco Pérez Bes.
Pero la realidad, apunta Laura Cuesta Cano, profesora de la Universidad Camilo José Cela y experta en redes sociales, “es que cada día nuestros soportes digitales se llenan de tuits de personajes conocidos o famosos con recomendaciones sobre productos o marcas que son más que sospechosos”. Cuesta Cano añade “que tanto la marca como los famosos podrían ser perseguidos por la ley si realmente se demuestra que están realizando una campaña de publicidad encubierta en la que la audiencia no es consciente de que se trata de un contenido de marketing”. Destapar esos casos no es, sin embargo, tarea fácil. El pago a precio de oro de esos tuits puede disimularse, por ejemplo, con otros importes abonados al dueño de ese perfil por campañas convencionales.
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